Foto de Cartier Bresson

Foto de Cartier Bresson

jueves, agosto 19, 2010

POESIA BEAT


LAWRENCE FERLINGHETTI






Uno de estos días






Cuando sea viejo


acaso aceptarán lo que diga


como la verdad absoluta


y me llamarán maestro


y me prenderán la cruz de luz en mí


y si lo hacen, oh si lo hacen


¿habrá valido la pena después de todo


todas las oraciones truncas empezadas de nuevo


todo los triunfos ilusorios


que sólo podían ocurrir los domingos/


cuando todos los bancos están cerrados


y abren las iglesias en bancarrota


y todas las loterías ganaron


para descubrir que los billetes se imprimieron


con tinta evanescente,


y el último caballo en la última carrera


saltando la última cerca hacia la libertad


y yo parado en el podio del ganador


con una corona alrededor del cuello


preguntándome cuál rubia me besará


mientras la banda de mariachis toca


Los Días Felices Están Aquí de Nuevo


o el Himno de Batalla de la República


y un desfile pasa


hacia la plaza lejana


donde imbéciles con alas de oropel


se caen de los árboles?






"El mar es calmo esta noche"






El mar es calmo esta noche


frente a Dover Beach.


Los pájaros al atardecer


gritan sílabas


de alguna palabra deconstruída


que todavía no podemos






descifrar


para explicar la existencia.


y levantan la última luz


con sus alas


y se alejan volando con ella


sobre el horizonte


guardando el secreto.






de "Poesía beat" edit. musarisca.






corresponsal Susana Zazzetti
OLGA OROZCO








XIII






Se descolgó el silencio,


sus atroces membranas desplegadas como las de un


murciélago anterior al diluvio,


su canto como el cuervo de la negación.


Se te desencajaron las mandíbulas


igual que las mitades de una cápsula inepta para encerrar


la almendra del destino.


Tu lengua es el Sahara retraído en penumbra.


Tus ojos no interrogan las vanas ecuaciones de cosas y de


rostros.


Dejaron de copiar con lentejuelas amarillas los fugaces


modelos de este mundo.


Son apenas dos pozos de opalina hasta el día donde se


ahoga el tiempo.


Tu cuerpo es una roja armadura sin nadie.


Sin más peso que la luz que lo borra y lo amortaja


en lágrimas.


Tus uñas desasidas de la inasible salvación


recorren desgarradoramente el reverso impensable,


el cordaje de un éxodo infinito en su acorde final.


Tu piel es una mancha de carbón sofocado que atraviesa


la estera de los días.


Tu muerte fue tan sólo un pequeño rumor de mata que se


arranca


y después ya no estabas.


Te desertó la tarde;


te arrojó como escoria a la otra orilla,


debajo de una mesa inominada, muda, extrañamente


impenetrable


allí, junto a los desamparados desperdicios,


los torpes inventarios de una casa que rueda hacia el


poniente,


que oscila, que se cae,


que se convierte en nube.






de "Cantos a Berenice"




Susana Zazzetti.






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