Foto de Cartier Bresson

Foto de Cartier Bresson

martes, abril 03, 2007

HACIENDO LA CALLE

por Ester Mann
La basura no me molesta para nada. No sólo no me afecta, sino que me complazco en hurgar dentro de esos inmensos contenedores para buscar mi comida...
Lo más extraño es que el olor no me disgusta...Y eso que ahora mi olfato es muy fino... Puedo encontrar entre la masa de bolsas de plástico, papeles y cartones, el paquete que tiene los mejores restos comestibles.
En fin, evidentemente no es sólo mi forma lo que cambió, también mis gustos, mis costumbres, la calidad de mis sentidos, mi sexo...
Sin embargo, hay algo que conservo de mi vida pasada: mi andar rítmico y elegante, mi piel sedosa, mis ojos grandes y verdes...Perdí en cambio mi grácil cintura, mis largas piernas, mi negra mata de pelo. Los hombres se volvían locos por mí, y yo, ¡Dios me salve! los aproveché...
Empleé mi talento para atrapar a los hombres en mis redes, para conseguir su dinero, sus regalos de joyas, pieles, ropa...Ellos me mantuvieron durante trés décadas al nivel de una mujer rica. Luego vino la enfermedad, que rápidamente me llevó a la muerte.
Mi vida anterior fue corta, es verdad, pero la disfruté por entero. Me placía el poder de mi belleza, y aunque era muy inteligente, y podría haber estudiado para bien de mis semejantes y del mío propio, preferí ser una "mantenida", ejercer mi poder y mi inteligencia entre las sombras de de los dormitorios, en la penumbra de los bares con la complicidad de los camareros.
También mi cultura y mi sensibilidad eran la mercancía que atraía a los mejores postores. Los pobrecitos podían encontrar en mi regazo comprensión, consuelo y un contrincante apropiado para sus veleidades intelectuales.
Nunca amé: en la soledad de mi cuarto... despreciaba y me mofaba de los amantes ocasionales. Me alejé de mi familia; mis padres y hermanos no podían entender el sentido de esa vida mía. Mis padres se culpaban de haberme dado demasiada libertad y no haberme insuflado ideales, responsabilidad, un objetivo...¡¡Pobres! Una vez que se prueba el sabor del poder, todo el resto es insulso. Si hubiera dedicado mi vida a una carrera política, me hubieran aplaudido. No sospecharon que realmente fui una política, aunque no me presenté nunca a elecciones...
Sí, esta vida es mi castigo. Ahora estoy solo, sin hogar, sin una mano amiga, huyendo constantemente de chicos y piedras, refugiándome entre los tachos cuando arrecia la lluvia.
Si tenía que aprender que la vida tiene el sentido que uno le da, y que la búsqueda de poder desnaturaliza ese sentido, pues lo he aprendido...
Nada mejor que ser un gato callejero para saberlo....

No hay comentarios.: