Foto de Cartier Bresson

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miércoles, enero 09, 2008

Milagros cotidianos



Alejé la hoja hasta hallar la distancia exacta en que las letras dejaron de cocinarse al vapor. Pude, entonces, leer la lista de consejos que me dio el especialista.
Hace un tiempo que juego al solitario con mis limitaciones. Cuando la carta es buena, una orquesta me hace bailar las piernas, volar los brazos y olvidar molestias.
Entonces, recobro la libertad. Otras veces ni siquiera miro el mazo, total, no puedo sostenerlo.
Mas la memoria... divina memoria, sopla en mi oído: “la música volverá”. Si hubo tregua ayer...habrá otra mañana o pasado.
Es domingo, la última noche del 2007 va cediendo su manto abrigado a las horas recién nacidas del 2008.
El nuevo año llega acompañado de un leve frío invernal. El norte también existe, en él se ejecutan cuatro estaciones, con o sin Vivaldi.
“Quitar alfombras, subir las patas de la cama, usar bastón, hacer pompas de jabón, jugar en la arena, cantar cien veces al día, amar y reír.” Nada mal.
A mis 40, en el sur, estrené el 2000 y el diagnóstico de parkinson.
Me balanceo entre vértigo y sosiego. Otros “antes y después”, vencedores o vencidos, caducos o perennes, marcan mi tiempo.
“No perder la capacidad de asombro, ayudarse con calzador largo, cocinar sentada, reírse del temblor, de la rigidez muscular, de los calambres, la confusión y el freezing.”
Vendrá otra tregua, podré tender la ropa al sol, alejarme unos pasos, darme vuelta y mirar como ella respira vientos norte y sur.

Cristina Wasjwol

1 comentario:

Avesdelcielo dijo...

Extraordinario. Un verdadero acierto eso de "jugar al solitario con las limitaciones ". Austera y conmovedora prosa.
MARITA RAGOZZA